Como aumentar el deseo sexual
A veces se espera que el deseo sexual sea de cierta manera dependiendo de nuestro sexo, nuestra edad, nuestro estado de ánimo… ciertamente, estos factores pueden influir, pero, nada más lejos de la realidad, el deseo es cambiante y fluctúa a lo largo de nuestra vida.
Quitarle presión a lo que “debería ser” el deseo sexual nos ayudará a vivir una sexualidad más feliz y sana, libre de estereotipos o prejuicios. Es importantísimo entender que no existe un nivel “normal” de deseo: igual que hay personas que tienen más o menos ganas de salir de fiesta, más o menos apetito, y que es totalmente normal, en la esfera sexual pasa exactamente lo mismo. Al igual que no se nos ocurriría juzgar que una persona sienta más o menos apetito o más o menos ganas de salir de fiesta, tenemos que actuar de la misma manera con el deseo. Simplemente, rigete por tu propio deseo, sea cual sea.
¿Qué es el deseo sexual?
Primero de todo, el deseo sexual es la sensación de querer tener algún tipo de actividad sexual, como un impulso que nos lleva a buscar ese momento, con nosotros/as mismo/as (autoestimulación o masturbación) o con otras personas. Nos puede activar a buscarlo o seguir con lo que ya estábamos haciendo (es decir, en medio de una actividad, la sensación de querer seguir, llegar a más,…). Este puede subir y bajar a lo largo de los años, meses, semanas… ¡e incluso minutos! Y eso es totalmente natural. El deseo erótico es complejo y muchos factores contribuyen a aumentarlo o disminuirlo.
La falta de deseo sexual, tengas o no tengas pareja, seas mujer o hombre, de la edad que seas, es muy frecuente. Esta falta de deseo puede causar mucho malestar, frustración, sensación de ser un “bicho raro…”. Es muy importante que no te juzgues ni te culpes por no sentir deseo; es totalmente normal y no hay que machacarse por eso, seguramente tampoco te ayudará a sentirte bien ni a recuperarlo.
Causas que afectan al deseo sexual
Puede haber muchas causas relacionadas con tener poco deseo sexual:
Causas contextuales:
El contexto en el que vivimos, las rutinas, nuestra relación de pareja e incluso la estación del año tienen un impacto en nuestra sexualidad. Algunos ejemplos son…
• La (seguramente falta de) educación sexual y creencias erróneas acerca del deseo.
• Problemas en la relación (falta de tiempo de calidad, discusiones,…).
• Estilo de vida poco saludable (sobrecarga de responsabilidades, insomnio, hábitos tóxicos como beber mucho alcohol, cansancio,…)
• Periodo de estrés (mudanzas, nacimientos, ruptura, sobrecarga de trabajo…)
Causas emocionales:
Nuestro estado emocional influye mucho en el deseo. Algunos ejemplos son:
• Estrés (por factores personales, laborales, familiares,…)
• Sintomatología ansiosa (nerviosismo, sobrepreocuparse, no vivir el presente,…)
• Sintomatología depresiva (tristeza, sensación de vacío, no tener motivación, no disfrutar,…)
• Problemas de autoestima (actitud excesivamente crítica con uno/a mismo/a, autoexigencia,…)
Causas sexuales:
• Insatisfacción en las relaciones sexuales (no sentir placer) y por lo tanto, no querer buscar el encuentro sexual.
• Dolor en las relaciones.
• Dificultades en la excitación (problemas de erección o lubricación vaginal)
• Dificultad para llegar al orgasmo.
Causas médicas:
Pese a que las causas médicas no suelen ser las protagonistas de las disfunciones sexuales (incluyendo el bajo deseo sexual), es importante tenerlo en cuenta y hacerse las revisiones pertinentes, si hiciera falta. Algunos ejemplos son…
• Momento del ciclo menstrual.
• Periodo de embarazo (dependiendo del trimestre) o lactancia.
• Menopausia o andropausia.
• Fármacos/medicamentos (lee bien el prospecto y los efectos secundarios).
• Consumo de alcohol y/o drogas.
• Enfermedades.
Trucos para aumentar el deseo sexual
El deseo puede ser activo/espontáneo (el que surge sin saber de dónde o porqué) o reactivo (el que surge como reacción al contacto o a estímulos eróticos concretos; que te acaricien, que te digan algo, visualizar algo,…).
Para trabajar el deseo activo/espontáneo, tendremos que centrarnos en cuidar nuestros hábitos y nuestro estilo de vida: llevar una alimentación equilibrada, mantenernos físicamente activos/as, tener buenos hábitos de sueño y cuidar nuestra salud emocional son factores fundamentales para que el deseo fluya.
Por otra parte, para entrenar el deseo reactivo, tendremos que rodearnos de estímulos eróticos tanto internos (fantasías, pensamientos, recuerdos…) como externos (relatos, películas, canciones, imágenes, hablar de sexo…). Para ello, te dejamos 3 sencillos trucos que puedes llevar a cabo:
• Fantasea: si tienes dificultades para ser creativo/a, ayúdate de tus propios recuerdos: usa tu memoria: ¡recordar momentos excitantes del pasado pueden hacer revivir el deseo en el presente!
• Potencia tu imaginación: puedes ayudarte de novelas eróticas, escenas sexys de películas o series convencionales (no hace falta ver pornografía) o escribe tu propio relato erótico en el que el/la protagonista seas tú.
• El poder de la autosugestión y la constancia: haz que tu cerebro erótico se despierte y esté activo pensando en estos ejercicios que te propongo durante al menos 10 minutos al día: puede ser en cualquier momento y lugar… ¡déjate llevar!
Si crees que tu salud mental o una situación personal está afectando a tu deseo y te gustaría trabajarlo, hay que recordar que pedir ayuda profesional a un sexólogo/a es dar un paso adelante hacia tu bienestar; tanto si es de forma individual como en pareja. El deseo no siempre aparece porqué sí, hay que dedicarle tiempo y trabajar en él. Puedes contar con el equipo de Inspira para acompañarte en ese proceso.