Mindfulness
Párate un momento y piensa en cómo es tu día a día. Te levantas y vas a hacerte una ducha, y mientras te duchas piensas en el que café que te vas a tomar, y mientras tomas el café piensas en si el tren irá con retraso o si habrá mucho tráfico hoy, y mientras estás en el coche piensas en la reunión que tienes esta mañana. Cuando te das cuenta, no has vivido el presente, y ni siquiera te has dado cuenta de que olor tenía el jabón ni de qué gusto tenía el café.
«Estamos habituados a vivir en el futuro o en pasado, en lo que
haremos o no hicimos, y nos olvidamos de vivir el presente.»
Párate un momento y pon atención a todos los sonidos que tienes ahora mismo a tu alrededor. Si estás en una oficina puede que te envuelvan los sonidos de los
teclados, la gente que habla, los pasos de la gente cuando camina, los clics de los ratones, sonidos de algunas puertas, el reloj de pared… Quizá te encuentres en el tren, escucha el sonido del tren, el ruido de las personas que conversan a tu alrededor, el sonido de las puertas al abrirse y cerrarse, el movimiento del tren… Muchas veces no nos damos cuenta de todo lo que nos rodea, no tenemos conciencia plena del presente. Vivimos en un mundo de pensamientos sobre el futuro o el pasado, siempre pensando en lo que vamos a hacer o lo que no hicimos, y por este motivo, no vivimos el momento actual, que de hecho, es el único que tienes ahora mismo.La técnica del mindfulness consiste en aprender a vivir el presente plenamente. Pretende que la persona se centre en el momento presente de un modo activo, procurando no interferir ni valorar lo que se siente o se percibe en cada momento. Se trata de observar sin valorar, aceptando la experiencia tal como se da. Es una observación abierta e ingenua, ausente de toda crítica.
«Se podría decir que es una forma de estar en el mundo sin prejuicios: abierto a la experiencia
sensorial, atento a ella y sin valorar o rechazar de manera activa y taxativa esta experiencia.»
Es una práctica que tiene sus orígenes en el budismo y se puede entrenar, entre otras técnicas, mediante la meditación. La práctica básica en la tradición budista es la práctica de shamatha-vipashyana, traducida al inglés como mindfulness-awareness. Las traducciones al español han sido diversas: atención plena, conciencia plena, presencia plena… Este uso reiterado de la palabra “plena” en diferentes traducciones alude a la calidad que se manifiesta en sincronizar cuerpo-mente-espíritu en un momento dado y que como experiencia se caracteriza por la “plenitud”.
No se puede decir estrictamente que su planteamiento sea innovador y su proceso es mucho más complejo que eso, pero, veamos sus elementos esenciales y su grado de innovación:
– Apertura a la experiencia y a los hechos: Centrarse en lo que pasa y se siente en el momento presente permite dar prioridad a los aspectos emocionales y estimulantes en lugar de la interpretación de ellos. El lenguaje y el pensamiento tienen tal influencia que frecuentemente lo verbal sustituye a la realidad, adaptando la experiencia a los esquemas predefinidos y estereotipados. Las interferencias verbales (prejuicios), o “estar en otro lugar”, sólo contribuyen a modificar la experiencia.
– Centrarse en el momento presente: Se trata de centrarse y sentir las cosas tal como suceden, sin buscar su control. Así se aprende a aceptar las experiencias y sensaciones tal como se dan. El hecho de vivir lo que está pasando en este mismo momento supone dejar que cada experiencia sea vivida en su momento, no perder el presente y sustituirlo por el que debería haber pasado o por lo que sucedió y ya se vivió.
– Aceptación radical: Se trata de centrarse en el momento actual sin hacer ningún tipo de valoración y aceptando la experiencia como tal. Aceptar tanto lo positivo como lo negativo, lo perfecto y lo imperfecto, como experiencias naturales y normales. Obviamente resulta más grato experimentar algo positivo, pero lo desagradable debe ser aceptado igualmente como una vivencia natural. El esfuerzo por no valorarlas y aceptarlas permite no rechazarlas: el malestar, el enojo, la contrariedad, no son emociones de las que se tenga que huir, sino que forman parte una experiencia humana que hay que vivir.
– Elección de las experiencias: Las personas eligen de manera activa en qué implicarse y sobre qué actuar. Los objetivos, proyectos y valores de cada uno determinan sobre qué atender o prestar su tiempo e interés. El hecho de que una situación sea vivida y caracterizada como mindfulness no quiere decir que no sea elegida, sino que la situación que se elige se debe vivir y experimentar tal como es, de forma activa, aceptando todo lo que nos dé.
Te prepongo que durante el día, en algunos momentos, te pares y te limites a sentir. Sin juzgar el momento, simplemente sentir y centrarte en cómo estás y qué te rodea.Se trata de aprender a vivir el momento presente, no pensar constantemente en lo que haremos en todo momento, ya que si mientras nos duchamos pensamos en el té que haremos, y cuando tomamos el té pensamos en si habrá tráfico en la carretera, no disfrutamos ni uno ni otro. Cuando estés en la ducha, pon todos tus sentidos en este momento. Céntrate por ejemplo en la temperatura del agua, el aroma del jabón, el agua sobre tu piel, el suave sonido del agua al caer… Cuando tomes el té, te invito a concertarte en el aroma que desprende, en el color, en su gusto, la temperatura de la taza en tus manos…
Algunas de las ventajas que podemos llegar a conseguir si practicamos el mindfulness son las siguientes:
- Más concentración en lo que está sucediendo a nuestro alrededor o sobre lo que estamos haciendo.
- Más conciencia que te llevará a disfrutar más.
- Hacer las cosas mejor: no tener la mente ocupada con otras cosas permite que toda la capacidad y concentración estén dedicadas a la acción del presente.
- Mejorar la memoria y la concentración.
- Más felicidad y productividad ya que conseguiremos vivir el presente sin preocupaciones.
Ni el pasado ni el futuro existen. El pasado es la base sobre la que se construye la vida y sólo podemos hablar por la memoria. Del mismo modo, el futuro todavía no ha pasado de manera que únicamente la proyección imaginaria nos permite hablar de él. En este sentido, lo único real es el momento presente. ¡Vívelo!