Impacto de la violencia de género en menores
Cuando hablamos de violencia de género, siempre pensamos en el sufrimiento que estas mujeres viven a diario, pero a menudo pasa desapercibido el impacto que la vivencia de estas situaciones puede generar en los hijos.
Este contexto genera grandes consecuencias para el desarrollo psicosocial de estos menores, a pesar de no ser el principal foco de abuso, puesto que con frecuencia son testigos de esta violencia de género. Se les considera “víctimas invisibles”.
¿Qué efectos tiene la violencia de género en menores?
A continuación, se presentan los efectos que se han identificado con mayor frecuencia en menores que han vivido en un ambiente donde ha existido violencia de género en las distintas etapas de desarrollo.
Bebés
- Nivel conductual: se muestran irritables.
- Nivel emocional: presentan angustia y problemas de vinculación con sus figuras de referencia.
- Nivel fisiológico: aparecen problemas de sueño, retraso en el desarrollo del lenguaje y falta de apetito.
- Nivel cognitivo: se observan dificultades de comprensión.
Niños de 3 a 6 años
- Nivel conductual: se observa agresividad, enuresis y encopresis, miedo a dormir solo y problemas del comportamiento.
- Nivel emocional: sienten mucho miedo y ansiedad, así como preocupación por la madre. También aparece tristeza y dificultades para gestionar la rabia y la agresividad.
- Nivel fisiológico: muestran agitación psicomotriz, terrores nocturnos e intentos por llamar la atención.
- Nivel cognitivo: compresión limitada.
- Nivel social: aparecen problemas de interacción con sus iguales o los adultos que los rodean y una relación ambivalente con la madre, es decir, buscan su protección, pero a la vez la evitan.
Niños de 6 a 12 años
- Nivel conductual: muestran agresividad y problemas del comportamiento.
- Nivel emocional: presentan miedos y ansiedad, culpa, síntomas depresivos y baja autoestima, vergüenza y dificultad en la expresión emocional.
- Nivel cognitivo: se observan problemas de rendimiento escolar y dificultades de concentración.
- Nivel social: existen dificultades para relacionarse con su grupo de iguales.
Adolescentes
- Nivel conductual: se observan comportamientos violentos, fugas y abuso de sustancias.
- Nivel emocional: pueden presentar síntomas depresivos, ansiedad, ideas suicidas y dificultad en la expresión emocional.
- Nivel cognitivo: pueden aparecer actitudes y creencias a favor de la violencia.
- Nivel social: competencias sociales reducidas, relaciones conflictivas con los iguales y relaciones de pareja con conductas violentas o dependientes.
¿Qué problemáticas pueden presentar?
Como podemos observar, varios de estos síntomas aparecen en diferentes etapas evolutivas y se mantienen hasta la edad adulta, como altos niveles de ansiedad, dificultad en el rendimiento escolar y problemas relacionales.
Por otro lado, también se han identificado otros problemas presentes en esta población:
- Sentimientos de inseguridad.
- Miedo a perder a alguno de sus progenitores.
- Regresión, es decir, actuar conforme a edades inferiores.
- Alteraciones bruscas del humor.
- Negación de la situación de violencia o desvalorización de su importancia.
- Tendencia a normalizar el sufrimiento y la agresión como patrones de relación.
- Aprendizajes de modelos violentos.
- Tendencia a hacer atribuciones hostiles al comportamiento de otras personas y respuestas agresivas como forma de defensa.
- Parentalización o asumir el rol de protector o cuidador en cuanto a los hermanos o a la madre.
Por lo tanto, con todo lo comentado, debemos empezar a considerar a los niños como una víctima más de la violencia de género y buscar ayuda lo antes posible para ayudarlos a integrar estas experiencias y reducir el impacto que pueden ocasionar.