Estrés laboral

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Estrés laboral

El estrés es una respuesta fisiológica del organismo como respuesta a un estímulo. Aparece cuando tenemos que lidiar con una situación para la cual consideramos no estar preparados para hacerle frente o no tenemos recursos personales para afrontarla. A las situaciones que lo desencadenan se denominan estresores. La sobrecarga en el trabajo o la falta de control serían dos estresores laborales muy reconocidos.

En el trabajo concretamente se considera estrés laboral cuando existe un desequilibrio entre las exigencias percibidas (demanda) y las capacidades del/a trabajador/a para hacer frente a las mismas (recursos). Un ejemplo podría ser el llamado ¨tecnoestrés¨, donde el trabajador tiene dificultades para adaptarse a la introducción de las nuevas tecnologías. Cuando este estrés se perpetúa en el tiempo produce una activación del sistema nervioso simpático que mantiene el organismo en un estado de alerta perjudicial.

Síntomas del estrés laboral

El estrés no afecta únicamente sobre el desarrollo del trabajo o desempeño sino también tiene consecuencias sobre su salud y bienestar emocional. Los síntomas pueden ser:

  • A nivel emocional: estado de ánimo depresivo, irritabilidad, ansiedad, inseguridad o dificultad para tomar decisiones.
  • En el campo cognitivo destaca la alteración de la capacidad atencional o de concentración. 
  • A nivel conductual: abuso de drogas, aumento del consumo de tabaco o alcohol, conducta disruptiva, hiperactividad o cambios en la ingesta entre otros.
  • A nivel físico: tensión muscular, cansancio, cefaleas, hipertensión, síntomas dermatológicos, alteraciones gastrointestinales o problemas de sueño.

¿En qué me puede ayudar la terapia para el estrés laboral?

Por ello se considera de suma importancia poder intervenir en los cuadros de estrés o prevenir su aparición.  Entre los aspectos que abordamos en terapia ante casos de estrés laboral se encuentran los siguientes:

  • El trabajo cognitivo. Consiste en identificar y saber gestionar los pensamientos o las idea disfuncionales que puedan interferir, relacionadas con el trabajo o con uno/a mismo/a. Cuidar el discurso interno para tener una actitud favorable a la situación real. 
  • Modificación de la conducta. Eliminar aquellas conductas desadaptativas que perpetuán el problema o mantienen la sintomatología. Un ejemplo de ello sería cuando decidimos trabajar horas extras o disminuir las horas de sueño. 
  • La consciencia de la propia personalidad o forma de responder delante de la situación. Tomar en consideración los rasgos de personalidad como el perfeccionismo o la autoexigencia. 
  • El aprendizaje de estilos de afrontamiento positivos y la mejora de los recursos personales. La atención se centra en mejorar la autoestima, especialmente la confianza y seguridad en uno/a mismo/a.
  • La asertividad, para una mejora de las relaciones laborales y la capacidad para negociar. El objetivo consiste en poder llevar a cabo una comunicación efectiva o resolutiva, con una mayor defensa de los propios derechos. 
  • Finalmente, el descanso y autocuidado, para una mejora del estado de ánimo. Se trata de favorecer un estado de relajación y de bienestar, siento importantes también otros aspectos como la gestión del tiempo y los hábitos saludables.

Se trata por tanto de conocernos a nosotros mismos, saber cómo estamos respondiendo ante la situación difícil que vivimos en el trabajo y aprender formas diferentes de gestionarlo, para podernos adaptar o sobrellevarlo de una manera sana y equilibrada, causando el menor malestar o interferencia posible. 

Si sientes que estás en una etapa de tu vida en que el estrés laboral está presente y no sabes como abordarlo o quieres un seguimiento en estos momentos, no dudes en preguntarnos sin compromiso, te esperamos en nuestro centro. 

Elena Pufulete