Distorsiones cognitivas
En el anterior artículo de «piensa mal y acertaras, o no», comentamos las distorsiones cognitivas más comunes que cometemos en situaciones emocionalmente relevantes.
Recordemos que las distorsiones cognitivas son errores de pensamiento que tienen la función de economizar recursos cognitivos de cara a realizar interpretaciones más rápidas, utilizando menos recursos mentales.
Si bien este tipo de procesamiento mental rápido puede resultar eficaz en muchas ocasiones, en otras no lo es tanto.
Catastrofización y sobreestimación de probabilidad
En este artículo vamos a comentar dos de los errores más comunes y que están en la base de las interpretaciones que pueden aumentar tu malestar emocional. Estos son la catastrofización y la sobreestimación de la probabilidad.
El primero hace referencia a la tendencia a anticipar que el resultado de una situación será ¨terrible, catastrófico¨. Como por ejemplo sentir que falta el aire y que el pensamiento sea «me voy a morir», o que sufras una ruptura amorosa y pienses «nadie me volverá a querer».
El segundo, la sobreestimación de probabilidad, también conocido como sesgo de la disponibilidad de la memoria, se refiere a la estimación de que la probabilidad de ocurrencia de un acontecimiento es mayor de lo que en realidad es. Por ejemplo, si acabamos de ver la noticia de un atraco en una ciudad y recordamos que un amigo fue atracado en la misma ciudad tiempo atrás, pensaremos que esa ciudad es peligrosa basándonos en estos dos echos, aunque se trate de casos aislados o no haya gran proximidad temporal entre uno y otro evento.
En la base de estas interpretaciones ¨sesgadas¨ se encuentra una activación emocional elevada, si no somos conscientes de ello, será más probable que nos creamos como una verdad absoluta lo que la mente nos dice que está ocurriendo o que ocurrirá, provocando una rigidez mental que hace menos probable que tengamos en cuenta otras explicaciones o interpretaciones posibles.
Nuestra mente, ante una activación emocional elevada, buscará coherencia en sus interpretaciones de la situación, para así justificar de manera ¨coherente¨ esa alteración emocional. En este contexto es cuando surgen las distorsiones cognitivas mencionadas más arriba.
¿Cómo gestionar las distorsiones cognitivas?
Una manera de tomar conciencia de estos procesos de pensamiento es ser consciente de lo que está ocurriendo en el momento en el que está ocurriendo.
Como comentábamos en artículos anteriores, el uso de la respiración puede ayudar a anclarnos en el momento presente. De esta manera, podemos convertirnos en espectadores de lo que ocurre, observando la corriente de pensamientos, emociones y conductas que una situación nos genera.
El hecho de ser conscientes de que lo que sentimos o pensamos no tiene por qué ser una copia exacta de lo que está ocurriendo, generará un contexto que nos permitirá tener en cuenta otras interpretaciones posibles, generando explicaciones más flexibles que pueden reducir el malestar emocional.
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La próxima vez que te encuentres en una situación que te active emocionalmente, intenta dar un paso atrás utilizando la respiración como ancla, observando tus pensamientos y emociones así como las tendencias de conducta.
De esta manera, serás más capaz de generar interpretaciones alternativas y adaptativas de la situación, que a su vez repercutirán en un descenso de la activación emocional.