Diagnóstico de autismo
La identificación temprana del Trastorno del Espectro Autista (TEA) es crucial para proporcionar intervenciones adecuadas que pueden mejorar significativamente el desarrollo y la calidad de vida de los niños y niñas. Así mismo, un diagnóstico de autismo en la adultez no sólo ayuda a la persona a entenderse mejor a sí misma, sino que también abre la puerta a un conjunto de recursos y estrategias que pueden mejorar significativamente su calidad de vida.
La Escala de Observación para el Diagnóstico de Autismo-2 (ADOS-2) es la prueba de referencia para la evaluación y el diagnóstico del autismo y los trastornos generalizados del desarrollo en personas de distintas edades y niveles de desarrollo del lenguaje. Para realizar un diagnóstico clínico exhaustivo del TEA se requerirá información adicional acerca del historial de desarrollo y, frecuentemente, una observación más prolongada, así como de una entrevista detallada o cuestionarios dirigidos a los cuidadores.
Os presentamos algunos signos de alarma del Trastorno del Espectro Autista que podrían indicar la necesidad de una evaluación más detallada.
Signos de alarma en el desarrollo temprano (0-24 meses)
- Ausencia de sonrisa social (6 meses): No muestra sonrisas amplias u otras expresiones cálidas y alegres hacia otras personas.
- Limitado contacto visual (desde el nacimiento): Poco o nulo contacto visual con padres o cuidadores.
- Falta de respuesta al nombre (9 meses): No responde a su nombre o a sonidos familiares.
- Falta de balbuceo o interacción vocal (9-12 meses): No balbucea o muestra poca variación en sonidos vocales.
- Poca imitación de gestos (12 meses): No imita gestos simples como saludar o hacer adiós.
- Ausencia de juegos simbólicos (18-24 meses): No participa en juegos de «hacer como si» (ej., dar de comer a una muñeca).
- Juguetes y juegos inusuales: Prefiere alinear objetos o girar partes de juguetes en lugar de usarlos para el juego imaginativo.
- Fijaciones inusuales: Fija su atención en ciertos objetos de manera obsesiva, como luces, ventiladores o patrones de sombra-luz.
- Resistencia a cambios de rutina: Muestra una notable insistencia en seguir rutinas y puede alterarse mucho si estas cambian.
En niños pequeños (2-5 años)
- Dificultades en la comunicación verbal y no verbal: Pocas o inusuales habilidades de habla y lenguaje, incluyendo ecolalia (repetición de palabras o frases).
- Dificultad para hacer amigos: No muestra interés en otros niños o tiene dificultades para las habilidades sociales.
- Problemas con la comprensión y uso del lenguaje: Dificultades para comprender preguntas simples o instrucciones.
- Baja tolerancia a la frustración: Se frustra con facilidad cuando una cosa no sale como esperaba.
- Juegos repetitivos: Realiza las mismas acciones una y otra vez, como abrir y cerrar puertas.
- Intereses restrictivos y obsesivos: Intereses extremadamente limitados, centrados en un tema u objeto específico.
- Comportamientos estereotipados: Movimientos repetitivos como aleteo de manos, balanceo del cuerpo o girar sobre sí mismos.
- Sensibilidad sensorial: Reacciones inusuales a sonidos, texturas, luces, olores o sabores (ej. taparse los oídos ante sonidos).
Signos de alarma en niños en edad escolar
- Poca comprensión de las normas sociales: Dificultad para entender y seguir normas sociales no explícitas.
- Dificultades para iniciar y mantener conversaciones: Problemas para empezar o mantener una conversación.
- Problemas de comprensión e identificación de emociones: Dificultad para entender los sentimientos y perspectivas de los demás.
- Rutinas y ritualismos: Insistencia en seguir rutinas estrictas y puede angustiarse si no se siguen.
- Intereses intensos y restrictivos: Intereses intensos y profundos en temas específicos como trenes, mapas o dinosaurios.
- Problemas sensoriales: Puede ser hipersensible o hiposensible a estímulos sensoriales (auditivos, táctiles…), reaccionando de manera exagerada o poco
sensible a ciertos estímulos.
En edad adulta
Dificultades en la comunicación social: Problemas para mantener o comprender conversaciones, dificultad para interpretar el lenguaje corporal, los gestos y las
expresiones faciales, tendencia a interpretar el lenguaje de manera literal, problemas para hacer amigos o mantener relaciones sociales.Comportamientos repetitivos o restrictivos: Realización de movimientos repetitivos, como balancearse o agitar las manos, insistencia en rutinas y resistencia a los
cambios, intereses intensos y específicos en ciertos temas o actividades.Desafíos sensoriales: Sensibilidad extrema a luces brillantes, ruidos fuertes, texturas, olores o sabores. Búsqueda de estímulos sensoriales o, por el contrario,
evitación de ciertos estímulos.Dificultades en la gestión emocional: Problemas para manejar el estrés o la ansiedad, dificultad para identificar y expresar sus propias emociones, posibles
episodios de sobrecarga sensorial que pueden llevar a crisis emocionales.Problemas cognitivos: Dificultad para planificar y organizar tareas, problemas para concentrarse o mantenerse en una tarea durante mucho tiempo.
Es importante mencionar que el autismo es un espectro, lo que significa que las manifestaciones pueden variar ampliamente entre individuos. Algunas personas pueden
presentar signos muy leves, mientras que otras pueden tener síntomas más severos. Si alguien sospecha que puede tener autismo, es recomendable buscar una evaluación
profesional con un psicólogo especializado en TEA para obtener un diagnóstico adecuado y orientación sobre posibles tratamientos o estrategias de apoyo.
Nuestro equipo de profesionales está aquí para proporcionar un diagnóstico preciso y comprensivo, así como el apoyo necesario para cada individuo y sus familias. Creemos en la importancia de un diagnóstico temprano para facilitar intervenciones efectivas y personalizadas que promuevan el desarrollo y el bienestar.