¿Cómo comunicarte de manera asertiva con tu pareja?
A veces, queremos comunicarnos con nuestra familia, amigos/as o nuestra pareja y no sabemos cómo hacerlo. Y es que comunicarnos es un proceso más complejo de lo que parece. Es la capacidad que nos permite expresarnos, compartir ideas, experiencias, información y enseñar lo que sabemos. De hecho, las palabras que utilizamos son capaces de cambiar realidades y formas de pensar, crear un vínculo estrecho con otra
persona o incluso herirla profundamente.
Aspectos a tener en cuenta
Es común escuchar frases como “La comunicación es muy importante”, y lo es, y mucho, por estas razones que no debemos dar por hechas:
- Para evitar malentendidos, es mejor evitar caer en el juego del teléfono (es decir, decir una cosa y que el mensaje sea sesgado y percibido e interpretado de otra manera). Muchas veces puede pasar que damos por hecho que las personas que nos escuchan han interpretado exactamente lo que queríamos decir. Comprueba siempre que reciben tu mensaje tal y como quieres transmitirlo.
- No sabemos leer mentes. Por ejemplo, es imposible que tu pareja sepa lo que sientes o lo que opinas si no se lo dices. No esperes a que tu pareja tenga que adivinarlo, no asumas que lo tiene que saber “porqué es tu pareja”, mejor explícate y así no habrá lugar para malentendidos.
Seguramente, también habrás oído hablar de la asertividad. Es un estilo de comunicación y una habilidad, que, como cualquier otra, se brinda de unas herramientas que hay que practicar para dominarla. La asertividad nos ayuda a expresar de forma clara y eficaz lo que pensamos y sentimos, empatizando con la otra persona, defendiendo nuestros derechos y respetando los del resto.
7 trucos para poner en práctica tu asertividad:
- Palabras prohibidas: Palabras como “todo/nada o nunca/siempre” son posiblemente poco ajustadas a la realidad. “Nunca haces lo de casa” no es una frase eficaz porque ese “nunca” es general y seguramente incierto y no da margen de mejora. Intenta cambiarlo por un “Me sería de gran ayuda que te encargaras más a menudo de las tareas de casa, por ejemplo, de poner las lavadoras”. Esta frase es más útil y está más dirigida a hacer una demanda asertiva concreta, dando un margen de mejora.
- Hablar de lo que hace, no de cómo es la persona: Ten en cuenta que concretar es mucho mejor que sobregeneralizar. Las frases como
“Eres egoísta porque nunca me preguntas cómo me ha ido el día” no suelen producir cambios en la otra persona, ya que viene des del reproche y la crítica destructiva. Es recomendable cambiarlo por frases como “Me encanta cuando me preguntas por mi día, me gustaría que lo hicieras más a menudo”, poniendo el foco en el comportamiento específico que te gustaría conseguir y dar unas pistas más claras a la otra persona. - Escucha activa: Demuestra que estás escuchando, sin distracciones, pregúntale, no asumas, mirále a los ojos,… Atiende a sus palabras, qué dice y cómo lo dice, fíjate en su lenguaje no verbal (por ejemplo, su expresión facial), deja espacio para los silencios e intenta empatizar con sus emociones. Cuando tu pareja haya terminado de contarte eso, puedes intentar hacer un pequeño resumen de lo que te ha contado y acaba con un “¿Lo he entendido bien?”. Así, no das pie a malentendidos y le demuestras a la otra persona que te importa lo que te cuenta.
- No interrumpir: En una conversación asertiva hay tiempo para escuchar, hablar y preguntar. Si te interrumpen a ti puedes decir “Me gustaría acabar la historia para que tengas toda la información antes de darme tu opinión”.
- Discutir solo de un tema a la vez: Es bastante habitual que cuando empezamos a discutir de un tema, de repente salen muchos más que no tienen nada que ver con lo que estábamos hablando: “El otro día igual…”, “Te dije que pusieras la lavadora…”, “La compra…”. Es mejor no abrir muchos melones a la vez, es importante centrarse en el “Qué, cómo, cuándo y por qué me molesta”. La idea es llegar a acuerdos para mejorar la situación, no entrar en un bucle de reproches y del “yo/tú más” o del pasado.
- Negociar: Llegar a un punto intermedio es crucial, el “Ni para tí ni para mí”, aceptando una situación distinta a la que consideramos ideal para nosotros/as. Las personas que mejor negocian son aquellas que ponen todas las opciones sobre la mesa, las valoran y buscan alternativas para mejorar esa situación en beneficio de todas las personas implicadas. Hay que dejarse influenciar y ceder hasta cierto punto por el bien de la relación.
- A veces, es mejor aplazar temporalmente una discusión: Cuando una conversación pasa a ser un círculo vicioso de reproches, lo mejor es parar, respirar y aplazarla para otro momento. La idea es que sea un debate constructivo para que nos aporte mejoras, y si estás empezando a enfadarte, es mejor posponerlo para otro momento, para abordarlo desde la calma y la objetividad: “Lo siento, necesito 10 minutos para tranquilizarme, ahora vuelvo y seguimos hablando, ¿vale?”. También puedes ser tú el que advierta a tu pareja que está empezando a ponerse nervioso/a y pedirle que se tome un tiempo para hablarlo mejor después: “Creo que te estás empezando a poner nervioso/a, quizás es mejor hablarlo dentro de un rato”.
Si crees que la comunicación en tu relación de pareja es un aspecto a revisar y mejorar y no sabes cómo hacerlo, puedes pedir ayuda profesional a un/a terapeuta de parejas, que explorará vuestro caso de manera individual y con pautas concretas os ayudará a comunicaros de una manera mucho más efectiva y fortalecer vuestra relación.